Carnaval 2020

El carnaval es una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la Cuaresma cristiana y mezcla elementos como máscaras, desfiles y grupos de mascaritas pidiendo por las casas a la voz de “¿Me conoces, mascarita?”: huevos, tortillas o perritas.

Los animales han participado desde tiempo inmemorial en el carnaval tradicional, unas veces como elementos que usa el hombre para su propio beneficio y que pertenecen a su entorno y, otras veces, se señalan como salvajes, con los que el hombre entra en competencia. Son comunes las caracterizaciones masculinas con pieles y zaleas de animales, que se complementan a veces con cascabeles, campanas y cencerros.

En La Pardilla cobra especial significado la vaca que fue recuperada después de un intenso trabajo de investigación etnográfica, que arrojó igualmente otros personajes que están por estudiar, prohibidos durante la dictadura franquista. Nuestros informantes guardaban en su memoria la celebración clandestina tan acorde con el espíritu propio del carnaval y que, en época de represión, representaba una doble transgresión política y social.

En la sociedad rural donde el cristianismo ha estado fuertemente enraizado, el tiempo de «carnestolendas» ofrecía mascaradas rituales de raíz pagana y un lapso de permisividad que se oponía a la represión de la sexualidad y a la severa formalidad litúrgica de la Cuaresma.

Mientras dura el carnaval, la gente de la comunidad no solo pueden, sino que deben, realizar actos transgresores de las normas sociales que se hallan por lo general prohibidos en otras épocas del año: desde comer carne, alimento que quedará proscrito en el período de cuaresma, hasta criticar y ridiculizar abiertamente a las autoridades sociales, políticas, religiosas…

Los valores físicos, morales y sociales son invertidos en este tiempo. Cuando un hombre se disfraza de mujer y una mujer de hombre se está cumpliendo de forma clara el principio de inversión que domina todo el fenómeno carnavalesco, sucede igualmente cuando las máscaras se visten del revés. Se consigue de esta forma aliviar tensiones reprimidas durante el resto del año y se refuerza la estructura social.

Los carnavales en el medio rural conforman prácticas casi desaparecidas, es costumbre por estos días agasajar a los vecinos con tortillas de carnaval, arroz con leche, carne de cochino, quesadillas… beber vino, anís y ron, durante los tres días que dura el carnaval antiguo.

El consabido carnaval chico o piñata, se celebra pasado el miércoles de ceniza y tiene como característica principal el Baile de Piñata donde una mascarita con los ojos vendados rompe una talla llena de agua o harina.

El carnaval tradicional, prácticamente desaparecido, empujado por la imitación de otras culturas, sobrevive a duras penas por el empuje de unos pocos colectivos sociales y culturales que tratan de poner en valor nuestras diferencias y que aportan su grano de arena a la cultura universal.